23 MARZO
“Cristo es el todo, y en todos.” (Colosenses 3:11)
Amados, la Cruz fue destinada exclusivamente para hacer del Señor Jesús el todo y en todos, para nosotros. ¿Y no es cierto esto, por la manera en la que el Señor nos ha tratado, la manera en la cual Él ha aplicado la Cruz, nos ha plantado en la muerte y sepultura, y que lo conocemos a Él de una manera en la que nunca lo habíamos conocido antes? ¿No es la manera en la que Él ha llegado a ser lo que Él es para nosotros, cada vez más y más amado por nuestros corazones? El incremento del Señor Jesús en y por nosotros es por la Cruz.
Sabemos perfectamente que nuestro principal enemigo somos nosotros mismos, nuestra carne. La carne no nos da descanso, ni paz, ni satisfacción; no tenemos gozo en ella. Es obsesiva, absorbente, se pavonea constantemente atravesándose en nuestro camino, para robarnos el verdadero gozo de vivir. ¿Qué se puede hacer ante esto? Bien, en y por la Cruz somos liberados de nosotros mismos; no solo de nuestros pecados, sino de nosotros mismos; y al ser liberados de nosotros mismos, somos liberados en Cristo, y Cristo llega a ser más que nosotros.
Este es un doloroso proceso, pero es un asunto de bendición; y aquellos entre nosotros quienes hayan tenido esta gran agonía a lo largo de este camino, podrían, creo, testificar que lo que nos ha traído el conocimiento y la riqueza del Señor Jesús, hizo que todo el sufrimiento valiera la pena. Así que la obra del Señor Jesús para nosotros y la obra del Señor en nosotros, por la Cruz, se dio en el pensamiento Divino para hacerle espacio al Señor Jesús.
Por T. Austin-Sparks. Título original:
Christ - All, and in All