Extractos des mensajes de T. Austin-Sparks
"Lo mejor que yo puedo esperar es que esto abra una ventana,
y que según usted mire a través de ella vea una sola cosa:¡Cuán superior es Jesucristo de todo lo demás!"
- T. Austin-Sparks
13 JULIO
“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre. Como Jerusalén tiene montes alrededor de ella, así Jehová está alrededor de su pueblo desde ahora y para siempre.” (Salmos 125:1-2)
¿Montañas? ¿El Señor como montañas? ¿Qué es eso? Es fortificación, es fuerza, es protección. ¿Cuál es la razón de la fortificación si no hay nada contra lo cual ser fortificado? Muy atrás, en los tiempos del Antiguo Testamento, cuando el pueblo entró en la tierra, lo sorprendente fue que ellos ocuparan los lugares altos más que los bajos. Usted encontrará que casi todos sus pueblos, ciudades y villas estaban en lugares altos, pues sus enemigos, que tenían carros y caballos, tenían su fuerza en las llanuras, en las planicies, pero no podían hacer nada con sus carros y caballos contra las montañas. Por tanto, la seguridad, protección y fortificación del pueblo del Señor estaba en los lugares altos.
Esta es una parábola. Si el enemigo puede llevarlo a su terreno él lo ha golpeado. Así que él, para deshacerse de usted debe tirarlo, bajarlo, hacer que acepte algo menor que el lugar y la mente completa de Dios para usted. Esto es lo que él ha hecho con la iglesia, hablando de la iglesia en términos muy generales. Él la ha tirado al nivel del mundo, la ha reducido al nivel de las cosas de aquí, la ha desintegrado, quebrado, dividido y ha saqueado su poder. La iglesia que se nos revela en el Nuevo Testamento siempre está en terreno alto. En Efesios dice que está en “lugares celestiales en Cristo Jesús”. Hay un gran poder al estar en un terreno alto, existe un gran factor defensivo y protector. El enemigo puede hacer muy poco contra nosotros si nos mantenemos ahí y rehusamos bajar. Nehemías encontró que es así y dijo: “Yo estoy haciendo una gran obra y no puedo descender” (Nehemías 6:3). Este es un principio de funcionamiento.
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