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Ventanas Abiertas

Extractos des mensajes de T. Austin-Sparks



"Lo mejor que yo puedo esperar es que esto abra una ventana, y que según usted mire a través de ella vea una sola cosa:¡Cuán superior es Jesucristo de todo lo demás!" 
- T. Austin-Sparks

3 SETIEMBRE


“La cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío…y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús.” (Efesios 1:20, 21; 2:6)

¡Reciba una revelación de esto en su corazón por el Espíritu Santo y vea su poder liberador y sustentador! Es lo que el Señor ha estado buscando revelar a nuestros corazones más y más por largo tiempo. El punto es, que en la medida que ese sea el lado de visión que se presenta, usted y yo tenemos que buscar al Señor por la capacidad espiritual para ver. Eso nos conduce a otra porción en la misma carta: Que Dios “…les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor (verdadero) conocimiento de Él. Mi oración es que los ojos de su corazón les sean iluminados…” ¡Que los ojos del corazón sean iluminados! Ese es el otro lado de visión

¿Pediría usted esto para sí mismo? ¿Pediría usted esto para todo el pueblo de Dios? Cuando el pueblo del Señor tenga una nueva revelación espiritual del soberano señorío de Cristo y empiece a asirse de la cabeza, dejarán de lado todo lo que es local, personal, diferente y disperso en la tierra. Ese es el lugar al que llegamos por la unidad. No podemos estar en desacuerdo unos con otros como hijos de Dios si Cristo es la absoluta y soberana cabeza en nuestras vidas. Cuando el Señor Jesús tenga el señorío completo como cabeza en nuestras vidas, entonces toda acción, vida, voluntad, dirección, búsqueda y gloria independiente, y auto vindicación, se irán. ¡Estas son las cosas que nos separan unos de otros!

Usted pasa poco a poco por Isaías, y conforme lo hace, recuerda que usted tiene los resultados de la visión vista por este hombre. Tal visión tiene el efecto inmediato de humillar hasta el polvo. Oh, sí, perdemos todo nuestro orgullo; perdemos toda nuestra importancia una vez que vemos al Señor en gloria. “¡Ay de mí…!” Eso es humillación. Luego, después de la humillación, hay consagración. “He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado”. Y después de la humillación y consagración, viene el llamado, “¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”. (Isaías 6)




Por T. Austin-Sparks. Título original: The Lord’s Testimony and the Word Need – Capítulo 3

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