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El Persistente Propósito de Dios

por T. Austin-Sparks

Capítulo 2 - El Propósito de Dios está Siempre Implícito en sus Inicios

Los principios que estábamos considerando esta mañana son la clave para aproximarnos a la exégesis del Libro de Ezequiel de una manera especial. Comenzamos esta tarde indicando uno de los principios de otra manera: El propósito de Dios está siempre implícito en todos sus inicios. Por lo tanto, tenemos el Génesis en el Libro de Apocalipsis, y el Libro de Apocalipsis, en el Génesis. Permítanme repetir otra vez este principio: el fin de Dios está siempre presente en sus inicios. Tal vez te gustaría un ejemplo de ello. Lo tenemos en el capítulo 15 del Libro del Éxodo. Éxodo 15:13,17:

“13Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; lo llevaste con tu poder a tu santa morada. 17Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, en el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado”.

Ahora bien, ¿reconoces tú lo que aquí se ha dicho? Israel acaba de salir de Egipto; están justo por encima del Mar Rojo; este es el canto de Moisés cuando todo Israel escapaba de Egipto y del faraón. Ellos apenas habían empezado su viaje. Pero aquí dice: "Lo llevaste con tu poder a tu santa morada. 17...en el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, en el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado”. Eso nos lleva directo hasta el final de su historia. Cientos de años tendrían que pasar antes de que se construyera el templo, antes de Jerusalén –el monte santo– ya estaba asegurado. Ellos tuvieron que recorrer un largo camino, durante mucho tiempo, antes de que llegaran allí. Pero aquí, justo al principio, se habla de esto como si se tratara de algo ya realizado. Así que podemos ver desde esta instancia lo que quiero decir con que el final de Dios siempre está ahí desde el principio. Las cosas del cielo siempre gobiernan todas las cosas terrenales. Las cosas invisibles rigen todas las cosas visibles. Las cosas espirituales gobiernan todas las cosas temporales. Las cosas universales rigen todas las cosas locales. Eso es algo que siempre debes recordar cuando estés leyendo la Biblia. Y eso es algo que debe tenerse en cuenta cuando nos acercamos a este libro de Ezequiel.

La historia humana no es sólo la historia humana, sino que es también es la historia de Dios. Este libro de Ezequiel parece tener un montón de historia en la tierra, pero la verdad es que todo está regido por el fin y propósito divino. Ahora la gran pregunta que nos formulamos justo al principio de este libro es "¿Tiene este libro un mensaje para la Iglesia en esta dispensación? ¿Se refiere este libro sólo a un período en la historia pasada del pueblo de Israel? ¿Se relaciona este libro con la futura dispensación en materia de profecía? ¿O es su mensaje principal también para la Iglesia en esta dispensación?

Nos veremos obligados a afrontar estas cuestiones a medida que avancemos en la consideración de este libro, especialmente en aquellas partes del libro que vamos a examinar en particular. La respuesta es que no se encuentra en la tierra, sino en la esfera celestial; no en lo temporal, sino en lo espiritual.

Así llegamos a la creación y la razón de este libro; hay que reconocer cuándo se escribió el libro, y por qué. Qué es lo que ocurrió en este libro en un momento en que todo un sistema se había arruinado y fracasado. La razón de esa ruptura y de ese fracaso se debe a que el sistema se convirtió en algo en sí mismo. Perdió su significado espiritual y eterno. Debemos reconocer que esto es algo que se repite constantemente en la historia de las cosas de Dios. Sucedió en Israel. Ha ocurrido en el cristianismo en general. Ha ocurrido en muchos movimientos y en muchas piezas de la obra de Dios. Esto comenzó con un gran testimonio, al igual a como comenzó Israel.

Fue un testimonio maravilloso para el Señor con el que comenzó la historia de Israel, pero entonces todo eso se derrumbó. Fracasó completamente porque perdió su significado espiritual y se convirtió en algo en sí mismo. Lo mismo ocurre con el cristianismo. Tuvo un comienzo maravilloso, pero, hablando en general, el cristianismo se ha arruinado y fracasado porque se ha convertido en un sistema terrenal, algo en sí mismo, y ha perdido su significado celestial.

Ahora volvemos a este libro de Ezequiel, y nos encontramos con Dios alejándose de Jerusalén, y Dios se encuentra afuera y no adentro, y en una situación en la que Dios de una vez fue convertido en una cáscara vacía. Lo que una vez fue necesario y eficaz, y fue usado grandemente por el Señor, se ha convertido en algo meramente formal y vacío, con Dios puesto en el exterior. Ese es el lugar y la ocasión de este libro.

EL PROFETA REPRESENTA EL PENSAMIENTO INTEGRAL DE DIOS

Ahora veamos al profeta mismo. Tú sabes que Ezequiel no comenzó siendo un profeta. Ezequiel fue un sacerdote formado y no un profeta. Observa lo que nos dice el versículo 3 del capítulo 1. Y entonces, al principio, el versículo 1 se refiere a "el año treinta": "Aconteció en el año treinta". Ese trigésimo año fue probablemente el trigésimo cumpleaños de Ezequiel. Era a la edad de treinta años que los sacerdotes terminaban su formación y entraban en su ministerio. Recuerda que fue cuando el Señor Jesús tenía treinta años de edad que entró a ejercer Su ministerio. A esa edad terminó Su preparación y comenzó Su ministerio. Por lo tanto, a la edad de treinta años, Ezequiel debería haber comenzado su ministerio sacerdotal, pero en lugar de cumplir su ministerio como sacerdote, fue llamado a ser un profeta. Toda su vida y formación y vocación fueron cambiados.

Un profeta es alguien "que representa al máximo el pensamiento de Dios, y restaurarlo cuando ese pensamiento ha estado perdido". Es impresionante observar que Ezequiel tuvo que asumir algo totalmente diferente de aquello para lo que había sido entrenado. La situación en medio de aquella apostasía emergente requería eso. Volveremos sobre esto de nuevo más tarde.

Ahora, cuando Dios se mueve con relación a Su pensamiento integral –eso se había perdido entre Su pueblo–, siempre hay cosas esenciales en el agente de Su movimiento. Y si esto se va a ejecutar, sólo Dios puede hacerlo. Tú sabes que el método de los hombres es muy diferente de eso. El camino de los hombres es el de tener y formar a los hombres y hacerlos capaces de hacer el trabajo, de manera que cuando salen de la universidad o del instituto bíblico, sienten que están equipados para el trabajo; y ahora, por supuesto, pueden hacerlo. Ellos han sido entrenados para eso. Sin embargo, Ezequiel no estaba calificado para su trabajo como profeta. Él estaba calificado para ser un sacerdote, y fue llamado a ser un profeta. Y lo que encontramos es que durante toda su vida, nunca le resultó fácil serlo. Tú puedes ver lo difícil que le fue a Ezequiel encontrar su obra; él se dio cuenta de que sólo con la ayuda de Dios él podía cumplir su ministerio.

Todos tenemos que empezar por ahí, si realmente vamos a ministrar en las cosas celestiales. Tiene que ocurrir este tremendo cambio cuando nos damos cuenta de que no podemos hacer este trabajo por nosotros mismos. Sólo el Señor puede hacerlo.

Había en él un gran sentido de desilusión tal como estaban las cosas, una abrumadora sensación de que las cosas estaban mal; y en este estado de cosas había que adelantar la ocupación en la vida de Ezequiel. Tú tendrás que empezar por ahí si realmente vas a ser usado por Dios. Tú tendrás que ser abrumado por la sensación de que las cosas están mal en este mundo, de que las cosas no son como debieran ser, y que tú no tienes la capacidad para corregirlo. Tú sientes que Dios te ha llamado a esto, y que tu capacidad para hacer cualquier cosa debe venir de Dios mismo.

Ahí es donde comenzamos con Ezequiel, y, por supuesto, tomamos los principios espirituales a medida que avanzamos. Creo que no es necesario volver sobre esa base. Hay una ruptura de las cosas, pues ellas no son como Dios quiere que sean. Dios llama a hombres y mujeres para que tengan relación con esta situación, y ese llamado produce cambios en el curso de sus vidas. Y la convocatoria conlleva la conciencia de que no tienen capacidad por sí mismos para resolver la situación. Pero Dios, que los ha llamado, será su suficiencia. He leído en los tres primeros capítulos de Ezequiel lo que acabo de decir.

Tomemos un pequeño fragmento de estos capítulos, que es la comisión de Ezequiel: "Hijo de hombre, vé y entra a la casa de Israel, y habla a ellos con mis palabras. Porque no eres enviado a pueblo de habla profunda ni de lengua difícil, cuyas palabras no entiendas; y si a ellos te enviara, ellos te oyeran. Mas la casa de Israel no te querrá oír. Ellos no te oirán" (Ezequiel 3:4-7, parafraseado). Esa es una comisión difícil, y sólo el Señor puede llevar a un hombre a través de eso.

Pero entonces te darás cuenta de lo que dice el Señor, como equipamiento divino: "He aquí yo he hecho tu rostro fuerte contra los rostros de ellos, y tu frente fuerte contra sus frentes" (Ezequiel 3:8). En otras palabras, el Señor va a ser la fuerza de este difícil trabajo.

EZEQUIEL VIO LO QUE EL SEÑOR QUERÍA

Entonces nos damos cuenta de otra cosa. Con este sentimiento de decepción, este cambio general en el curso de la vida, esta necesidad de tomar un camino por el cual no hubiese equipamiento natural, ahí va este segundo gran factor: "Ezequiel vio al Señor". Él estuvo trasmitiendo una visión del Señor, una visión de lo que el Señor quería. Ahora bien, es muy importante ver que estas dos cosas que acabo de mencionar siempre van juntas. Si tenemos decepción e insatisfacción, pero no tenemos visión, eso es negativo. Hay un montón de personas que no están satisfechas con las cosas tal como son. Son las personas que siempre pueden ver lo que está mal. Pueden señalar con el dedo las debilidades y los defectos; son expertos en criticar todo pero no tienen visión. Eso es negativo; eso no llega a ninguna parte. La visión debe ir acompañada con la insatisfacción. Pero la visión debe apoyarse en la fatiga. La visión sin fatiga y sufrimiento del corazón, es mero misticismo. Estas dos cosas, la visión con fatiga y sufrimiento del corazón, deben ir juntas. Si tú o yo sentimos insatisfacción, y sentimos que las cosas están mal, debemos estar en posesión del conocimiento de lo que el Señor realmente quiere. Debemos tener una visión positiva del propósito de Dios.

Ahora quiero detenerme aquí y decirte una palabra. Leamos estos primeros versículos en Ezequiel: “1Aconteció en el año treinta, en el mes cuarto, a los cinco días del mes, que estando yo en medio de los cautivos junto al río Quebar, los cielos se abrieron, y vi visiones de Dios. 2En el quinto año de la deportación del rey Joaquín, a los cinco días del mes, 3vino (expresamente) palabra de Jehová al sacerdote Ezequiel hijo de Buzi, en la tierra de los caldeos, junto al río Quebar; vino allí sobre él la mano de Jehová”.

Quiero decirte una palabra en este momento sobre el ministerio. Se puede notar que lo que Ezequiel estaba a punto de hacer tenía una fecha especial para su comienzo. Es muy impresionante cómo lo particular para Ezequiel es acerca de las fechas en sus profecías. Si realmente lees a través de estas profecías, verás que es muy particular acerca de las fechas. Eso nos da nuestro primer punto para el ministerio. Un ministro de acuerdo con el pensamiento de Dios debe tener un mensaje para su tiempo. No vaya a suceder que nosotros estemos ministrando cosas de una manera general. Nuestra enseñanza de la Biblia no debe ser sólo de carácter general. Lo que Dios necesita más que nada son los que tienen un mensaje para la hora presente. Cuando hayamos terminado nuestra vida y nuestro ministerio, eso ha debido ser posible a fin de que se diga de nosotros que teníamos un mensaje para nuestro tiempo, que no éramos sólo uno más en la masa general de los maestros, sino que tuvimos la Palabra de Dios para la hora; que nuestro ministerio giraba con relación a un momento especial en el propósito de Dios.

Ahora, tú como siervo le pides al Señor que haga eso una verdad en ti, que se pueda reconocer que tu ministerio se refiera a la actualidad –lo que Dios quiere hacer ahora. Ese es un factor muy importante en el ministerio. ¿Qué más necesita Dios en este tiempo? Debemos orar para que vayamos a ser el instrumento del Señor para el tiempo presente; el factor tiempo debe ser muy claramente definido en nuestro ministerio. Así que la fecha es una cosa muy importante en el ministerio. Cuando Dios realmente levanta siervos, Él los levanta para determinado tiempo.

EZEQUIEL FUE LEVANTADO CON RELACIÓN A LA SITUACIÓN ESPECIAL

Entonces el siguiente tópico que notamos es que Ezequiel fue levantado con relación a la situación especial en ese momento. Lo que acabamos de leer demuestra que Ezequiel estaba allí mismo, dentro de esa situación: "Estando yo en medio de los cautivos junto al río de Quebar". Ezequiel no estaba predicando una situación que estaba lejos de sí mismo. Él no estaba predicando una situación que se había imaginado que existía. Él no estaba predicando una situación que se le había informado que existía. Él tenía razón ante esa situación. Él estaba en estrecho contacto personal con esa necesidad. Esa necesidad era su necesidad, y fue puesto justo en el corazón de la situación, y su ministerio surgió a raíz de eso. Es como si él hubiera dicho: "Me senté donde ellos se sentaron". Y eso saca al ministerio de la esfera de lo meramente teórico y lo coloca en lo muy práctico.

Tú te darás cuenta de que esto era cierto de todos los profetas. Ellos no hablaban con el Señor sobre el pueblo del Señor como si se trata de ellos. Ellos están en esta situación; ellos han hecho estas cosas; ellos tienen estas necesidades. Los profetas siempre le decían a Dios: "Nosotros estamos en peligro". Lee la oración de Nehemías en el capítulo 1, versículos 2-11, y lee la oración de Daniel en el capítulo 9, versículos 3-19. Ellos eran una parte de la situación. Y para que tú y yo seamos siervos eficaces, tenemos que estar allí.

LA PALABRA VINO EXPRESAMENTE A EZEQUIEL

El tercer asunto es el siguiente. Este ministerio tiene que ser muy personal. Te das cuenta de lo que dice en el capítulo 1, versículo 3: "Vino palabra del Señor (expresamente) al sacerdote Ezequiel". Esto significa dos cosas. En primer lugar, significa que Ezequiel no consiguió su ministerio de los libros. El no cumplió con un ministerio de segunda mano. Su ministerio no fue el resultado del estudio. Esto vino a él personalmente. Estas visiones de Dios eran suyas propias. Su mensaje era original y no de segunda mano. Debe ser así. Nuestro ministerio debe ser así: debe ser el resultado de algo que Dios nos ha dicho personalmente.

En segundo lugar, el significado de la Palabra del Señor, que vino expresamente a Ezequiel es que había una urgencia de eso. Tú conoces el significado de esa palabra, "expresamente". Tú hablas de un tren expreso. Bueno, ¿qué quieres decir con un tren rápido? Uno que debe llegar rápidamente, es decir, muy urgente. Recuerda la palabra del apóstol Pablo: "El Espíritu dice claramente" (1 Timoteo 4:1). Hay urgencia de esto. "Vino palabra del Señor (expresamente) al sacerdote Ezequiel". Hay algo muy urgente al respecto. Tienes que llegar lo antes posible. Hay un asunto muy grave en tus manos. Toda tu energía debe estar concentrada en este objetivo. Así es como tiene que ser con nosotros. Nuestro mensaje debe tener una tremenda urgencia. Hay problemas muy grandes en juego. Yo te diría una cosa antes de entregar tu mensaje. Detente y di a ti mismo: ¿Cuál es el pensamiento de Dios para Su pueblo? Porque vas a influir en las vidas; y esto tal vez, por todo el tiempo y toda la eternidad.

Ahora, las cosas que acabo de decir son las cosas que conforman el tipo de siervos que Dios necesita. Me gustaría que volviéramos sobre eso de nuevo. Recuerda que Ezequiel es un hombre cuya vida ha sido revolucionada por el propósito de Dios. La necesidad de Dios ha cambiado todo el curso de su vida. La necesidad de Dios le ha frustrado hasta ahí en lo que respecta a su vida natural. Algo de decepción e insatisfacción del corazón de Dios ha entrado en la vida de este hombre.

Y así en esa misma cosa Dios se ha movido todo el camino a lo largo de la historia. Supongo que Abraham hubiese estado, o por lo menos la mayor parte de su vida, muy satisfecho en "Ur de los caldeos". Tenía todo lo que quería allí, pero luego comenzó a entrar en su corazón una gran insatisfacción con la vida, y su corazón estaba intentando llegar a algo que él no conocía. Todo lo que pudo decir fue: "Esto no es lo que he hecho. Estoy seguro de que hay algo más en la vida que esto. Debe haber un propósito más elevado y significaivo que esto. Esto no me satisface. Es por este motivo que Dios se movía en su vida. Fue la obra de Dios en Abraham su propia insatisfac- ción. Y cuando la insatisfacción estaba allí, Dios pudo manifestar el lado positivo de lo que realmente era Su propósito.

Y eso fue verdad en todos los grandes siervos de Dios. Creo que ese fue el caso de Moisés. Estoy seguro de que fue verdad en Ezequiel. Esto fue cierto de Pablo: Creo que podemos detectar incluso en Pablo (Saulo) de Tarso, algo de insatisfacción. Dios prepara Su camino de igual manera. Que tengamos esto en nosotros ante Dios puede hacer algo más. A fin de lograr su gran propósito positivo, Él debe escribir lo negativo en nuestros corazones. Este es el camino del servicio; por un lado, es la desilusión, por el otro lado, es el mandato de Dios; y de ahí la conciencia de no tener capacidad natural, y toda capacidad debe venir de Dios mismo. Una obra que ningún hombre podía hacer, y, ciertamente, una obra que ningún hombre tendría en sí mismo, ese fue Ezequiel. Pero Dios se había apoderado de este hombre, y todo lo que le sucedió fue porque "la mano del Señor vino sobre él".

Por esta noche, voy a terminar aquí. Se trata de un asunto de que la mano del Señor está sobre nosotros; si la mano del Señor está sobre nosotros, entonces no podemos ayudarnos a nosotros mismos. Aunque puede ser difícil, la decepción puede ser grande, las demandas pueden estar más allá de nuestra capacidad; sin embargo, no podemos evitarlo. Tenemos que seguir.

¿Recuerdas lo que Jeremías y otros profetas, dijeron acerca de esto? Debido a que el pueblo no quiso escuchar, y porque su ministerio significó tanto sufrimiento, Jeremías dijo que había decidido no volver a hablar. Él iba a renunciar a la obra de Dios. Pero luego dijo: "Mientras callé, el fuego me quemaba. La Palabra del Señor era como un fuego en mis huesos, y luego me rompió todos mis resoluciones. Empecé a hablar de nuevo. Yo no podía hacer otra cosa" (Jeremías 20:9; parafraseado). Eso es lo que entendió Ezequiel: "La mano del Señor estaba sobre mí". Pues tú ves lo que significó después, la forma en que "la mano del Señor" movió a Ezequiel en todas partes. Era un hombre bajo "la mano del Señor". No pretendemos que tú debas ser así. Esta no va a ser tu elección de un modo u otro, sino que tu vida será sólo debido a que "la mano del Señor" estará sobre ti. El Señor necesita hombres y mujeres así. Oren para que puedan ser así. Tú no estás en la cosa porque te gusta, porque tú eliges eso, porque tienes formación para ello. Tú estás en esto debido a que "la mano del Señor" está sobre ti. Y asumir por ti mismo este trabajo, sería salirte por ti mismo de "la mano del Señor".

Ahora bien, si es así, algo va a suceder. Tú tendrás un mensaje para tu tiempo. Tú tendrás un mensaje para una situación señalada. Tú sentirás la urgencia de este mensaje. La palabra será como un fuego en tus huesos. El Señor nos hace a todos los mensajeros de esa manera.

Ahora ya tú puedes ver lo que yo quería decir al comienzo. Es un valor espiritual lo que importa. No es el conocimiento intelectual, sino que seamos hombres y mujeres como esto; esto es efectividad espiritual. Pídele al Señor que te haga como eso; que todo el mundo sea capaz de reconocer que tienes un corazón que está agobiado por el Señor; que, por un lado, tú has visto lo que está mal, y que, por el otro lado, tú has visto lo que Dios quiere, y que sientes que Él ha puesto Su mano sobre ti con relación a eso.

Señor, haz esto verdad en todos nosotros.

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