Ventanas Abiertas

1 ENERO

---

“...llamados conforme a Su propósito” (Romanos 8:28)

Dios tiene un propósito muy grande para su pueblo en el llamado eterno que le hizo, y en la maravillosa redención que le dio. Un propósito muy grande, mucho más grande que el propósito que la mayoría de los cristianos entiende. No creo estar diciendo una falsedad cuando digo, que tal vez, el grueso de los cristianos entienda un poquito más, como para saber que son salvos, para estar muy contentos con lo que son y para regocijarse en serlo. Muy pocos están realmente, en el bien del gran propósito de Dios, del gran propósito de Dios desde la eternidad. “...llamados conforme a Su propósito” (Romanos 8:28).

No nos toca a nosotros decir cuál es ese propósito, y explicarlo; basta con constatar el hecho. Somos llamados con un gran propósito, no sólo de salir de Egipto y de las garras del diablo, sino con un propósito, con un tremendo objetivo, nada menos que el de la plenitud infinita del Hijo Dios, Cristo Jesús y una vocación eterna. Hemos sido llamados a algo muy grande en Cristo, pero ¿cuántos cristianos están realmente ahí? Y si saben que están ahí, ¿están probando el significado de ello, que esta Vida es una Vida inagotable y que hay nuevas perspectivas todo el tiempo?
No estoy exagerando; los cielos se abren y vemos más, y más y cada vez más de aquello a lo que somos llamados. ¡Es maravilloso! No se supone que sólo seamos salvos y vayamos al cielo, que sepamos que los pecados han sido perdonados, y que tenemos un cierto número de bendiciones que vienen con la salvación; sino, ahí delante de nosotros y extendiéndose a través de edades eternas, está el propósito de Dios respecto a nosotros “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).

Por T. Austin-Sparks. Título original: The Cross and the Way of Life – Capítulo 8