Ventanas Abiertas

3 ENERO

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“Yo quiero conocer a Cristo, y el poder de Su resurrección…” (Filipenses 3:10 NVI)

La resurrección siempre significa que estamos fuera del mundo. Después de Su resurrección, el Señor Jesús nunca más apareció de nuevo ante el mundo. Él nunca se manifestó personalmente al mundo después de Su Resurrección. La resurrección significa que Él murió, en el sentido que Él murió para el mundo y que se mantuvo apartado; y su poder sobre el mundo fue su distanciamiento de él. Su capacidad para hacerle frente a la situación es, que ya no está involucrado en la situación. La vida de resurrección significa que estamos espiritualmente fuera del mundo, y en una posición superior.

Tenemos que aprender a vivir en el poder de la resurrección de Cristo, de modo que la muerte que nos rodea, no sea capaz de incidir sobre nosotros como para llevarnos a su control. La unión de Resurrección con el Señor Jesús, significa que nosotros ya no estamos involucrados con la muerte que está a nuestro alrededor. Podemos movernos en las escenas de muerte y no ser tocados por la muerte. Esta es una lección muy importante que debemos aprender: cómo estar en la Vida en medio de la muerte. En la resurrección del Señor Jesús estamos libres de la maldición – es decir, de la muerte que obra vanidad – y hemos sido colocados en el lugar donde podemos ir directamente al fin Divino, con la plena consciencia de que la vanidad ya no yace en nosotros. Ya no se levanta más, ya no está en la posición en que vivimos, ha llegado a un punto final; y podemos ir más allá. ¡De ahora en adelante podemos avanzar! El Fruto de la Vida puede llegar a la perfección, porque el poder de la muerte, en la maldición, ha sido cancelado en el poder de Su resurrección. La condenación ha sido eliminada.

Por T. Austin-Sparks. Título original: The Power of His Resurrection - Capítulo 2