25 MARZO
“Sin Mí, nada podéis hacer.” (Juan 15:5)
La Cruz simplemente dice, que un orden aunque sea religioso, bien motivado, o bien intencionado, pero que procede del hombre en su estado natural, (no necesariamente desafiando a Dios, o en consciente rebelión contra Él, sino solo la expresión del estado natural del hombre como él es), dice que este orden completo está puesto a un lado. Dios lo tiene judicialmente juzgado y le ha puesto una prohibición. En la Cruz del Señor Jesús, Dios ha dicho finalmente: “Usted en su estado natural no me puede servir, y no puedo resistir ninguno de sus frutos para Mi Gloria. Es posible salir y trabajar, trabajar y morir del esfuerzo al tratar de servirme a Mí, y sin embargo sigue siendo cierto que usted no puede salirse de usted mismo, y por ningún recurso natural traer fruto para Mí.” Lo único que puede conseguir es a través del fin de Dios, y es Vida Eterna, Divina, Vida Celestial – es decir, lo que procede del Espíritu de Dios.
¡Cuán radical es esto! ¡Cómo analiza y disecciona todo! Entre las cosas que decimos, no es suficiente que nos preguntemos continuamente cosas como: ¿Lo que se habló era en el Espíritu Santo? ¿Lo hice bien? ¿Mi intención era el Señor? ¿Lo hecho fue en el Espíritu Santo, o lo hice yo? Bien, esto no es algo de motivación o de intención, sino de la fuente desde donde lo hicimos. Tenemos diariamente que reconocer que nuestras vidas deben estar sujetas al Espíritu Santo, y cuando somos conscientes de que ha habido algo de nuestra propia voluntad, tenemos que ser fieles delante de Dios sobre eso.
Por T. Austin-Sparks. Título original:
The Battle For Life - Capítulo 3