Ventanas Abiertas

12 JUNIO

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“De cierto, de cierto os digo: De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre.” (Juan 1:51)

Hemos visto a Cristo como el verdadero cumplimiento espiritual de la escalera de Jacob, la cual estaba situada en la tierra y la parte alta alcanzaba el cielo. Por esto, el Señor le dijo más tarde a Natanael: “De aquí adelante veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre”. Ahora bien, si el Señor es el mismo, en efecto, como la escalera de Jacob, entonces Él está tanto en el cielo como en la tierra. Él está en la tierra y al mismo tiempo está en el cielo. En Él, el cielo y la tierra están unidos, reunidos, y mientras está en la tierra con un propósito de expresión y acción, también está en el cielo. El punto es, que Su vida y todos Sus recursos eran extraídos de arriba. Él estaba en contacto con recursos inagotables; recursos que no podrían morir jamás porque no eran de esta tierra, y no podían ser objeto del toque de la corrupción, la cual es característica de esta tierra.

Entonces, para resumirlo en una palabra, esto significa que para nuestras vidas y para nuestro servicio, ministerio, vocación celestial, hay en unión con Cristo, recursos a nuestra disposición que son celestiales, inagotables e incorruptibles. ¡Este es el gran secreto de la fuerza! Hemos visto algo de lo que son esos recursos y de cómo operan, de su valor para el espíritu, alma y cuerpo, mente, corazón y voluntad. No somos comisionados del Señor en nuestros propios cargos, sino que Él, quien es el que comisiona, coloca Sus propios recursos detrás de Sus comisionados y de Su comisión.

Por T. Austin-Sparks. Título original: The Risen Lord and the Things Which Cannot be Shaken – Capítulo 10