Extractos des mensajes de T. Austin-Sparks
"Lo mejor que yo puedo esperar es que esto abra una ventana,
y que según usted mire a través de ella vea una sola cosa:¡Cuán superior es Jesucristo de todo lo demás!"
- T. Austin-Sparks
20 JULIO
“Los capacite con todo lo que necesiten para hacer su voluntad. Que él produzca en ustedes, mediante el poder de Jesucristo, todo lo bueno que a él le agrada...” (Hebreos 13:21 NTV)
En tanto estemos alineados con el propósito de Dios, Su obra podrá seguir en nosotros. Lo que importa no es, en primer lugar, nuestra actividad. Dios está más interesado en lo que es hecho en nosotros que en lo que nosotros hacemos para Él. Con frecuencia, Él logra Su fin en nosotros mucho mejor cuando estamos en estado de inactividad que en los tiempos de mucho trabajo. La mano del Alfarero estaba sobre Moisés cuando estaba en el desierto y no podía hacer mucho. Durante cuarenta años estuvo apacentando unas pocas ovejas. ¡Eso no es muy grande! No dudo que él se preguntara a veces qué propósito tenía estar ahí, si su vida tenía algún valor. Pero los principados y potestades vieron algo y se preguntaron de la sabiduría de Dios. Dios sabía cómo capacitar a este hombre, como “salirse con la suya” en esa vida. Esto es cierto que en el caso de muchos siervos de Dios. Dios obra para el bien, está torneando Su vasija. Hay sabiduría en todos Sus tratos con nosotros, pero tenemos que procurar no tener planes o ambiciones personales por nuestra cuenta. El barro tiene que estar completamente en Sus manos. Si realmente estamos aquí para Dios, tenemos que asegurarnos de que Él alcance Su fin, que Él pueda obrar Su propósito en nosotros. Ahí encontraremos fortaleza.
¿Está seguro usted de estar en el gran propósito de Dios? Todos tienen una parte en él. Pablo al hablar de la iglesia lo ilustró así: “...todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas...” Ninguna parte del cuerpo existe sin función. Todas y cada una tienen que estar en el propósito de Dios. Algunas partes pueden ser muy pequeñas, no obstante, son igualmente importantes. Tenemos que recordar que Dios nos ha llamado para un propósito, que comprenderemos conforme nos abandonemos a Él. Sea lo que sea a lo que Él nos haya llamado, estemos listos y hagámoslo. Una vida poseída por el Espíritu Santo siempre está marcada por el propósito; nada se pierde en dicha vida.
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