Extractos des mensajes de T. Austin-Sparks
"Lo mejor que yo puedo esperar es que esto abra una ventana,
y que según usted mire a través de ella vea una sola cosa:¡Cuán superior es Jesucristo de todo lo demás!"
- T. Austin-Sparks
23 JULIO
“No puedo yo hacer nada por mí mismo...” (Juan 5:30)
Usted llega al corazón de todo, en el caso del Señor Jesús, cuando reconoce que la única pregunta que constituye el terreno de prueba de Su vida era: “¿Actuará por sí mismo este Hombre, hablará por sí mismo, escogerá por sí mismo, decidirá por sí mismo, se moverá por sí mismo? Su respuesta era siempre: “No por mí mismo”. “El Hijo no puede hacer nada por sí mismo”. “Las palabras que yo hablo, no las hablo desde mí mismo”. Todo tipo de apelaciones le fueron hechas para persuadirlo con el impulso del momento, para que respondiera a una súplica que parecía prometer éxito mediante un argumento que parecía tener verdadera sabiduría, para que se moviera, actuara, hablara o hiciera algo desde Sí mismo.
A veces, la sugerencia sería influenciada por la necesidad de las circunstancias, a veces, por la promesa de efectividad en Su servicio, o también, por la declaración de la total imprudencia del camino que estaba tomando, como cuando Sus propios hermanos, que no creían en Él, lo regañaron por demorarse diciendo: “¡Sube a Jerusalén y muéstrate!” Y Él les respondió: “No voy a subir todavía a esa fiesta”. Luego, rápidamente, cuando Sus hermanos hubieron subido, Él subió también. Pero Él no subió por la persuasión de la razón popular. Él no lo haría, simplemente, porque era lo que los demás hacían, o porque se incitó sobre Él hacerlo. Porque todo el mundo iba a la fiesta, Él debía ir también. Que el 99% de la gente haga algo no es argumento para que el 100% lo haga. Nosotros no debemos ser conducidos por las razones que deciden las acciones de muchos: “Está de moda y todo lo mundo lo hace. Es algo reconocido”. ¡NO! ¿Desea mi Padre que haga eso? Esta es la pregunta que debe gobernar siempre nuestros pasos. En el caso del Señor Jesús, la “condición de trabajo” que había todo el tiempo, lo dirigía a adoptar el curso contrario a actuar sin la dirección directa de Su Padre, a actuar en Su capacidad individual como si Él fuera Su propio señor, como si no tuviera que hacer una consulta en otro lugar. En Él no había nada que fuera personal, independiente. No estamos hablando, meramente, de cosas pecaminosamente personales, positivamente personales, sino de una acción independiente, de la acción tomada para los mejores fines, por un buen motivo, con una muy apropiada intención. Sí, todo esto puede ser hecho, pero separado de la palabra positiva del Padre. Eso crea un pensamiento independiente, aunque el bien pueda ser el motivo.
Preservando los deseos de T. Austin-Sparks con respecto a que se debe entregar libremente lo que libremente se ha recibido y se reproduzca palabra por palabra, si eliges compartir los escritos con otros, te pedimos que, por favor, los ofrezcas libremente: sin costo, sin pedir nada a cambio, enteramente libres de cualquier cambios, y siempre con esta declaración incluida.