Ventanas Abiertas

24 JULIO

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“Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.” (1 Corintios 10:14)

Hay muchas cosas que no sólo son inofensivas, sino también buenas en sí mismas, a las cuales, sin embargo, se les ha permitido tomar el lugar del Señor, y las cosas buenas pueden incorporar el principio de idolatría en el que la devoción es encontrada. Toque algunos cristianos, o instituciones cristianas, y deje que el contacto se relacione con algo más que el Señor, y encontrará un levantamiento de celos con respecto a la institución que se cegará por completo a la posibilidad de una medida extra del Señor. Usted puede ser tan devoto a una denominación, sociedad misionera, o a una parte de la obra cristiana que no quede espacio para ninguna medida extra del Señor. La cosa misma se ha convertido en el fin, el objetivo por el cual se vive, y cuando el Señor quiere movernos hacia algo más de Él, el obstáculo es esa buena obra cristiana, asociación, institución, tradición o contacto. Sí, eso es idolatría en principio, y vemos en la historia cómo el Señor tuvo que golpear una y otra vez las cosas que en sí mismas eran buenas, para salvar a Su pueblo para Sí.

¿Detrás de qué anda Él? Está buscando establecerse como el objeto de la vida del hombre y que no lo sean las cosas que están relacionadas con Él. Y repito, usted se encontrará con algo intensamente feroz si toca algo, incluso, si toca ese algo con la intención de que la gente siga adelante con el Señor. Para ponerlo de otra forma, si su apelación a seguir adelante con el Señor le parece a la gente el tener que alejarse de esto, aquello o de cualquier cosa, entonces habrá lucha. Lo cual muestra que Satanás en su eterna campaña de idolatría, tiene un pie entre los cristianos en relación a las cosas que toman el lugar del Señor, aunque sean cosas buenas en sí mismas. Usted hallará si es espiritualmente sensible, que no sólo se enfrentará con una institución establecida, sino también con terrible fuerza espiritual. ¿Es cierto eso? Es cierto. ¡Nunca me había encontrado con ella! ¡Nunca habría creído la terrible fuerza que subyace debajo de las instituciones cristianas, si el ministerio no las hubiera tocado! Usted se topa con algo que se vuelve contra usted, y no es sólo la cosa o la gente que toca, es algo que amenaza su propia vida a matar, y esto en principio y esencia es idolatría, mi amado. Porque su efecto final es que incluso el Señor no pueda tener aquello en que Su corazón está puesto, ni llevar espiritualmente a Su pueblo al lugar donde lo quiere. ¿Por qué? Porque está muy atado con las cosas del Señor. No son capaces de distinguir entre las cosas del Señor y Él mismo.

Por T. Austin-Sparks. Título original: The Cross, the Church, and the Conflict – Capítulo 4