27 AGOSTO
“Cuando levantaron la vista, vieron que la piedra fue rodada ya de vuelta, porque era muy grande... y estaban totalmente asombrados.” (Marcos 16:4-5 NVI)
Cuando el Señor se mueve por el bien de Su propio Hijo, y tiene esos intereses gobernando, y cuando esos intereses nos han traído a tal relación con Él, podemos decir que no hay piedra tan grande, como para no ser eliminada; no hay problema tan serio, como para que no tenga solución, ni dificultad tan intensa; porque el Señor hará lo que sea necesario por causa de Su Hijo - cuando hemos llegado a una situación así, el Señor es libre de hacer un montón de cosas en voz muy baja. Como decimos, simplemente "suceden". Ah, pero han sido el objeto del ejercicio de superar un gran poder - "Hubo un gran terremoto" (Mateo 28:2).
Pero aquí, en este aspecto, no parece ser un terremoto en absoluto. Solo ha ocurrido. Debemos reconocer que hay un aspecto en las actividades en las que el secreto y el trabajo silencioso de su inmenso poder, rechaza las mayores dificultades como si nunca hubieran existido. A veces Él nos puede llevar a presenciar la obra de su poder que es manifiestamente increíble, pero no a menudo y ciertamente no siempre. Porque la fe es como esto: hay tal poder en la obra, que hace posible la anulación del obstáculo en voz muy baja, por lo que después nos maravillamos - "Y ellos estaban asombrados." Y el ángel dijo: "No se sorprendan". Es bueno asombrarse, pero debemos reconocer que una cierta cantidad de nuestro asombro se debe, a que no tenemos suficiente fe.
Por T. Austin-Sparks. Título original:
The Problem of the Stone