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El Vencedor

por T. Austin-Sparks

Capítulo 4 - Un Asunto del Corazón

“...alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos” (Efesios 1:18).

“...en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:22).

“1Aconteció que morando David en su casa, dijo David al profeta Natán: He aquí yo habito en casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová debajo de cortinas. 2Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo” (1 Crónicas 17:1– 2).

“16David estaba entonces en la fortaleza, y había entonces guarnición de los filisteos en Belén. 17David deseó entonces, y dijo: ¡Quién me diera de beber de las aguas del pozo de Belén, que está a la puerta! 18Y aquellos tres rompieron por el campamento de los filisteos, y sacaron agua del pozo de Belén, que está a la puerta, y la tomaron y la trajeron a David; mas él no la quiso beber, sino que la derramó para Jehová, y dijo: 19Guárdeme mi Dios de hacer esto. ¿Había yo de beber la sangre y la vida de estos varones, que con peligro de sus vidas la han traído? Y no la quiso beber. Esto hicieron aquellos tres valientes” (1 Crónicas 11:16–19).

“Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22).

“1Acuérdate, oh Jehová, de David, y de toda su aflicción; 2De cómo juró a Jehová, y prometió al Fuerte de Jacob: 3No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado; 4No daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, 5Hasta que halle lugar para Jehová, morada para el Fuerte de Jacob” (Salmo 132:1–5).

UN ASUNTO DEL CORAZÓN

"Las riquezas de la gloria de su herencia en los santos". "Vosotros ... sois juntamente edificados para (o en) morada de Dios ..." Esa es la base del Nuevo Testamento para nuestra meditación, pero nos dirigimos al Antiguo Testamento para ver lo anunciado en el primer libro de Crónicas capítulo 17: "aconteció que morando David en su casa..." Ya sabes lo que el Señor le dijo a Natán para transmitirle a decir a David, pero eso no cambia la posición. Eso sólo significa que al mismo David, personalmente, no se le permitió construir la casa; y cuando eso ha quedado claro, el Señor le dice algunas cosas muy preciosas y llenas de gracia a David. El Señor le dice a David que Él edificará una casa, y que establecerá a su hijo en su trono para siempre, y muchas otras cosas graciosas; ante lo cual David, cae sobre su rostro, por así decirlo, ante el Señor, y dice: "Jehová Dios, ¿quién soy yo y cuál es mi casa para que me hayas traído hasta este lugar?" A continuación, el capítulo 18 comienza de esta manera: "Después de estas cosas aconteció que David derrotó a los filisteos, y los humilló, y tomó a Gat y sus villas de la mano de los filisteos. También derrotó a Moab..” Y así sucesivamente.

Ahora, todo eso puede encontrar su lugar en Apocalipsis 12:11. "Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero, y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte". Tú no puedes ver cómo encaja todo, o está allí, pero creo que será muy pronto.

Hay una cosa sobre la que descansa el énfasis actual con relación al vencedor, y es esta, que la cuestión de los vencedores es un asunto del corazón. Cuando hayamos dicho todo lo que podamos decir sobre el vencedor, todo vuelve a eso, que es un asunto del corazón.

El vínculo entre la carta a los Efesios escrita por Pablo, de la cual el fragmento que hemos leído es una muestra, y el mensaje escrito por Juan en Patmos a Éfeso, es bastante claro para nosotros. Hemos visto, en primer lugar, que la revelación dada consistió, en una palabra, en esto, es decir, que los ojos del corazón de los efesios fuesen iluminados por un espíritu de sabiduría y de revelación para conocer las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos. El mensaje a la iglesia en Efeso en el segundo capítulo del Apocalipsis es: "Tú has dejado tu primer amor; considera, por tanto, de dónde has caído". Se trata de un asunto del corazón, y el asunto del corazón tiene que ver con lo que es más precioso para el Señor mismo. Se trata de una cuestión de tener el corazón puesto total y completamente, y en gran medida de lo que es, en la mente del Señor, el objetivo que es de la mayor consideración para Él. No hay ningún fragmento de la Escritura, que establezca esto más completo y perfecto que este pequeño fragmento, "las riquezas de la gloria de su herencia en los santos". Es lo que en el corazón del Señor está fijado. Es lo que es precioso para el Señor. El vencedor tiene un largo camino más allá de la posición que sea su propia herencia, su propia bendición, algo que está más arriba. Él ha venido a un lugar donde ya no es una cuestión de cosas, de bendiciones, y así sucesivamente. No hay más que una cosa ante él, a saber, que el Señor tenga lo que Él necesita, lo que Él necesita, lo que Él anhela, sobre lo que Su corazón está empeñado; no es nuestra la herencia, sino de Él. Este es el vencedor, y esto es un asunto del corazón. Se trata de celos en el corazón por los intereses de Dios, por el más completo pensamiento de Dios para tener la expresión y realización. Dondequiera que mires al vencedor, sea en el tipo o en la realidad, encuentras qué es lo que más profundamente le caracteriza. Es una cuestión del corazón.

UN HOMBRE CONFORME AL CORAZÓN DE DIOS

Vamos a señalar esto en el caso de David. Ahora él ha llegado a la madurez, y tras él tiene una gran cantidad de historia con Dios. Él está sentado en presencia de las bendiciones y misericordias que han llegado a él a través de la gracia de Dios, y como él se sienta, esta es la dirección y la forma de su meditación: yo habito en una casa de cedro, y el arca del pacto de Jehová habita debajo de cortinas. Esto nunca va a suceder. La posición del corazón de David en ese momento se da a conocer en el Salmo 132: "No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado, no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle lugar para el Señor, morada para el fuerte de Jacob". David ha jurado. Ahí vemos el descubrimiento del corazón de David, y esa es la clave para la vida de David. Desde la introducción de David hasta el final de su vida, descubres que ese es todo el asunto.

Su introducción, como lo puedes recordar, fue con relación a Goliat, y te encuentras con que en él hay celo por el nombre del Señor, él está celoso de los intereses del Señor. No era por Israel como Israel, que él salió. Fue por el Señor. "Yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado".

Una vez más, cuando a Samuel se le ordena ungir al sucesor de Saúl, y los hijos de Isaí se hacen pasar delante de él, mientras que David está todavía ausente, el Señor detiene a Samuel, cuando él se fijó en el mayor para ungirlo, con las palabras: “No juzgues por la apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en tú las ves. La gente juzga por las apariencias pero el Señor mira el corazón”. Una vez más es el corazón del cual se hace mención.

Por lo tanto, eso es hasta el final. Natán le dice a David: "Haz todo lo que está en tu corazón". Natán era un hombre bueno y tenía un gran lugar de honor en la vida de David. Natán era un hombre que podía reprender a un rey, y cuyo reproche podría ser tomado sin sentirse mal; y Natán, debido a que conocía el corazón de David, fue capaz de hablarle en la cara de todos sus defectos y fracasos, y hablarle de la conducta deshonrosa en alguna ocasión: "Haz todo lo que hay en tu corazón".

Entonces sale este gran testimonio en torno de David: "He hallado en David a un hombre conforme a mi corazón". Mira a David y su pecado con Urías. Mira a David censando a Israel y trayendo la devastación en toda la nación. Sí, con vistas a la responsabilidad moral, mira de nuevo a David que en debilidad de carácter trae de regreso a Absalón, el asesino, sin ningún tipo de arrepentimiento por parte del asesino, únicamente en el terreno del afecto natural. ¿Es este un hombre conforme al corazón de Dios? ¡Ah, estos son los errores y las debilidades del hombre, pero justo en el corazón de ese hombre hay algo que Dios ve que sigue existiendo a lo largo de su vida. Este hombre tiene un celo vehemente que lo consume por los intereses del Señor, de encontrar un lugar para el testimonio. Él es consumido por el celo de la casa de Dios. Es la herencia de Dios que es querida por el corazón de David; por lo tanto, él es el hombre conforme al corazón de Dios.

EL VENCEDOR CARACTERIZADO POR EL MISMO RASGO

Leemos el incidente de los tres valientes de David. Esto es sólo una luz lateral, una aclaración, sobre el mismo principio. David un día anhelaba algo con un gran deseo, y dijo: "¡Quién me diera a beber agua del pozo de Belén, que está a la puerta!" Y los tres valientes irrumpieron por la guarnición de los filisteos, poniendo sus vidas en peligro, y trajeron a David el agua del pozo. Ellos fueron "vencedores". ¿Qué fue lo que los hizo vencedores? Ellos percibieron algo en el corazón de su señor y rey, y esto fue motivo para que ellos no estimaran sus propias vidas hasta la muerte. Ahí puedes ver el principio.

El vencedor no es alguien que representa un tipo especial de enseñanza llamada "el verdadero vencedor", o uno que pertenece a un determinado conjunto de personas que hablan acerca de "el vencedor". El vencedor es aquel, o un conjunto de personas tal, que han experimentado en sus corazones esta pasión arrolladora y toda dominante, no para que logren recibir bendiciones y cosas, sino para que Dios pueda tener Su plena satisfacción en Su pueblo; éstos que han visto con los ojos abiertos lo que significa las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos y han fijado su corazón en ello. Observa de nuevo el lenguaje: "Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos".

El vencedor sólo está a la vista en un momento cuando el pueblo de Dios en general ha perdido la visión y la posición, de modo que este asunto siempre es encontrado encerrado en un conglomerado relativamente pequeño. Los demás pueden ser pueblo del Señor y pueden estar muy dedicados en las cosas del Señor, pero a menudo su búsqueda y su interés es una cuestión de ser objeto de bendición, de este tipo o de este otro. A veces eso se encamina hacia adquirir poder espiritual, y su oración es siempre por el poder. Ellos pretenden, por supuesto, ciertamente, poder para el servicio, poder con el fin de servir mejor al Señor, para ser más usados. Pues bien, puede ser eso o alguna otra bendición específica. Pero, ya ves, están detrás de cosas. ¡Oh, cuánto hay que orar por un avivamiento! No estoy diciendo que está mal orar por poder o por avivamiento, sino que muchos de los santos se ocupan de ese tipo de cosas. Esto es muy bueno, pero esto es algo diferente; no está mal, pero esto es diferente.

LO REAL Y LO IRREAL

En la lectura de la Palabra hace poco, me impresionó cuando entré en dos cosas. Una de ellas fue la gran batalla de Elías por lo que podríamos llamar el avivamiento en el Carmelo. Ya conoces la historia de esa tremenda lucha en torno al culto a Baal, que se había convertido poco menos que en universal. De modo que el altar fue establecido, y Jehová fue invocado, y cayó fuego del cielo, y hubo una manifestación y testimonio grande, fuerte del poder divino, y esta misma gente a la vez gritó: "¡Jehová es Dios! ¡Sí, Jehová, Él es Dios!" Tú puedes llamar a eso un gran avivamiento, y toda la gente está gritando: "El Señor Jehová está con nosotros; nosotros estamos para el Señor. Jehová es el Señor, y estamos de su lado". Y muy poco tiempo después, Elías está en desesperación. No creo que todo esto haya sido debido a lo que dijo Jezabel. Ella pudo haber sido el dardo de Satanás, dirigido a Elías en lo que llamamos un momento psicológico, pero no creo que eso explicara todo. Creo que puede haber sido otro factor (no puedo demostrarlo, pero esto es muy fiel a los principios), a saber esto, que Elías era muy consciente de la inconstancia de las personas. Él les oyó gritar y él les vio aclamar a Jehová, pero él conocía a este pueblo. Toda esa gente ha estado allí gritando en esa forma, sólo porque algo ha ocurrido en forma externa, de manera objetiva, sólo porque el Señor ha dado una manifestación y una demostración de Su poder. Elías conocía la volubilidad de este pueblo; él sabía que eran inestables, y en su corazón él no estaba satisfecho. De modo que lo encontramos en un gran estado de desesperación y vertiendo su queja ante el Señor. "He servido con gran celo al Señor Dios Todopoderoso; pero el pueblo de Israel ha roto su pacto contigo, derribó tus altares y mató cada uno de tus profetas. Yo soy el único que queda con vida, y ahora me buscan para matarme a mí también", y así sucesivamente. Podrás notar (y esto es lo que me llamó la atención) que esto no ocurre sino hasta después de los sucesos del Carmelo, que no fue sino hasta después que el pueblo ha gritado: "El Señor, El es Dios", que el Señor le dice a Elías: "Sin embargo, preservaré a otros siete mil en Israel, quienes nunca se han inclinado ante Baal ni lo han besado".

Me pregunto si puedes ver la importancia de eso. Para mí eso fue una revelación. Ya sabes, amado hermano, las personas que pueden participar en las multitudes en un día cuando el Señor está haciendo algo de manera externa, en un día de avivamiento, no son vencedores. Ellos están ahí porque algo está sucediendo. Lo que Dios quiere es algo más profundo. Se trata de la rodilla que no se ha inclinado ante Baal, y no que tiene que participar en avivamiento alguno; ellos nunca necesitan de un avivamiento, sino que han estado con Dios en el secreto cuando todo lo demás han ido mal. Es impresionante, si bien es cierto, que el corazón de Elías estaba diciendo: "Sí, esto está muy bien; ellos pueden salir así cuando hay una manifestación, cuando el poder se está manifestando, pero, oh, ellos no perseverarán. Si las cosas van mal y desaparecen todos las señales externos, caerán de nuevo. Lo que quiero es algo más profundo que eso, pero yo no lo encuentro". El Señor dice: ¡Lo tengo! Tengo siete mil que no están gritando, cuyos corazones han estado conmigo a través de todo el camino. Ellos nunca necesitaron un avivamiento; han permanecido fieles en el corazón.

Ahora, junto a eso, aunque sólo otro ejemplo de lo mismo, encontré este avivamiento en los días de Josías, el último gran avivamiento de Israel. Hubo algo de un avivamiento bajo el reinado de Ezequías, pero Josías reunió a todo Israel, y todos ellos se acercaron a sus ciudades y sus aldeas y tuvieron una gran fiesta de la Pascua en Jerusalén. De esta ocasión se dijo: "Desde los tiempos del profeta Samuel no se había celebrado una Pascua semejante" (2 Crónicas 35:18). ¡Oh, avivamiento! Pero cuando el asunto ha sido presentado, y todo ha sido dicho que se puede decir acerca de la rigurosidad de esto, sobre el entusiasmo de esto, se llega a esta terrible declaración inmediatamente después de esa descripción de la apariencia tan real de una cosa: "Sin embargo, el Señor no desistió del ardor de su ira". Yo pensé: ¡eso es un anti-clímax! Eso está estropeándolo todo. Todo este gran día de avivamiento, con la gente involucrada allí, y se ve todo tan real y tan maravilloso, y luego dice inmediatamente después que, "sin embargo el Señor no desistió del ardor de su ira"; y son más fuertes las cosas que siguen. El Señor quiere algo más que un avivamiento, del entusiasmo de un avivamiento. Los vencedores no son esas personas. Lo que el Señor quiere es un estado del corazón que no se ha apartado de Él; no los que están atrapados en un gran movimiento, sino los que han sido fieles a la rectitud del corazón hasta el final. ¿No es cierto esto en el Nuevo Testamento, en el libro del Apocalipsis? ¿No es eso lo que el Señor presenta allí? Es decir, esos que, en medio del decaimiento, son fieles al pleno pensamiento del Señor; no los que tienen que ser restaurados por las manifestaciones y señales externas, sino aquellos cuyos corazones están constante y firmemente asentados sobre Su heredad, para que el Señor pueda tener lo que está buscando.

EL DESAFÍO Y LAS POSIBILIDADES DE UNA SUPREMA DEDICACIÓN AL SEÑOR MISMO

Ahora, creo que he involucrado suficientes datos como para hacer el punto muy claro y enfático. Entonces, ¿qué surge de todo esto? ¿Qué estamos buscando? ¿Estamos realmente queriendo negociar con Dios? ¿Están nuestros corazones puestos sobre todo lo que está establecido en el corazón del Señor en esto? Ahora, hermano, hermana, acepta ese reto, admite esa pregunta. Muchas cosas buenas van a acontecer si eso es cierto. El Señor nos puede despojar si es necesario, para obtener Su fin, si nuestros corazones están puestos para ese fin. No amaremos nuestras vidas hasta la muerte, si nuestros corazones están puestos para el propósito del Señor, el propósito pleno del Señor. No tendremos argumentos, ni debates; no fijaremos como nuestro nivel y nuestro límite nada ni nadie menos que el mismo Señor. A nadie que tenga su corazón de modo que lo ponga sobre todo eso, el Señor quiera cada vez decir: Bueno, puesto que es un hombre muy piadoso, y hace esto y lo otro, ¿por qué Yo debería obrar de otra manera? ¡Oh, cuántas batallas tenemos con la gente en esa línea! Algunas de las batallas sobresalientes en mi experiencia con la gente han sido de ese tipo. Amados, permítanme decir con toda solemnidad y amor, si esa es su norma, van a caer muy por debajo de la norma de Dios. Tú y yo nunca debemos apelar incluso al hombre más santo y piadoso que haya vivido en esta tierra como nuestro modelo. Tú debes reconocer que Dios no ha permitido hasta ahora que ningún hombre sea infalible en esta tierra fuera de Su propio Hijo, y Él se ha esforzado en infinitas ocasiones para demostrar eso. David, declarado ser un hombre conforme al corazón de Dios, no ha tenido ninguna de sus fallas cubiertas por Dios. Todas esas fallas están escritas en la Palabra de Dios, y durante miles de años han estado allí para que todos las vean. Nunca ha habido un hombre cuya debilidad Dios la haya ocultado, a pesar de que el hombre pudo haber sido el más usado por Dios. Dios nos prohíbe hacer de cualquier hombre o mujer, nuestro modelo.

El corazón de la persona que realmente va a venir al máximo pensamiento de Dios, siempre irá más allá de lo mejor que podamos conocer aquí. No habrá argumento, ni debate. La actitud será siempre: Bueno, Señor, si eso significa algo más para Ti en mí, estoy listo, estoy dispuesto. Lo único que deseo es que Tú debas tener todo lo que puedas en mí. Ese es el vencedor. Es una cuestión del corazón. Debemos estar dispues- tos a despojarnos de nuestros prejuicios, nuestras ideas preconcebidas. Vamos a despojarnos de nuestra terquedad. La pregunta para nosotros que siempre será, y regirá, es: Señor, ¿es esta la forma más completa de Tu pensamiento? Si es así, entonces no importa cuán fuerte pude haber pensado de otra manera, mi pensamiento tiene que cambiar. No importa lo mucho que pude haber deseado de otra manera, mis deseos se deben ir. Mis gustos no se deben interponer en el camino. Señor, ¿qué viene después? ¿Qué quieres? Eso despeja el camino para el Señor. Efesios es la máxima revelación que tenemos en la Biblia, y lo supremo a lo que somos llevados por Efesios, como hemos visto, es lo siguiente: "... alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cual es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”.

Ahora, eso provoca la posición de vencedor al final. Este hombre-niño de Apocalipsis 12 es arrebatado para Dios y para Su trono. "Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono". En el libro de Josué encuentras la herencia de Israel, pero no encuentras rey. Cuando vienes a los libros de Samuel, Reyes y Crónicas, ya encuentras un rey, tienes un trono, pero ya no es la herencia de Israel, es la herencia de Dios. David encarna eso. Él es el rey, y él es la encarnación y la personificación de esta cosa. "3No entraré en la morada de mi casa, ni subiré sobre el lecho de mi estrado; 4No daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, 5Hasta que halle lugar para Jehová, morada para el Fuerte de Jacob”. Esa es la monarquía, ese es el trono, ese es el principio del trono. Nosotros podemos ser el pueblo del Señor y podemos hacer mucho por el Señor, y lo deseamos; podemos favorecer los intereses del Señor, y es posible que, al hacerlo, nos ocupemos con cosas más que el Señor mismo. ¡Oh, la visión que llega al pueblo de Dios los limpia y los lleva lejos de las cosas como tales, aunque sean cosas espirituales, y los lleva a lo que el Señor busca –las riquezas de la gloria de Su herencia en el santos; el Señor con toda la gloria y la satisfacción, de modo que al final es "Y a Él sea gloria en la Iglesia". "A él sea gloria en la Iglesia en Cristo Jesús", o, en otras palabras: "El Dios de paz os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su voluntad, haciendo Él en vosotros lo que es agradable delante de Él". Ya ves, eso es lo que el Señor es. ¿Están nuestros corazones allí? Ese es el corazón de todo el asunto del vencedor. Incluso no considerar dignas nuestras vidas hasta la muerte puede significar cientos de miles de cosas. Vamos a salir del martirio literal como la única interpretación de eso. Oh, tal vez tengamos que sufrir muchos tipos de martirio. Puede que tengamos que ir a Él, fuera del campamento llevando Su vituperio. Es posible que tengamos que sufrir tergiversación, mala interpretación. Es posible que tengamos que sufrir el ostracismo y todo tipo de cosas, con el fin de que el Señor tenga Su máximo pensamiento. Todo eso es igualmente el camino del vencedor.

No estoy diciendo que no vas a ir al cielo si no eres un vencedor, sino que lo que el Señor está pidiendo es lo que es necesario y particularmente precioso para Él, el vencedor que le trae Su propia satisfacción, que responde a aquello sobre lo cual Su corazón se ha fijado desde toda la eternidad, al entrar en línea con su herencia. Es por eso que pusimos el otro pasaje de Efesios al lado del primero: "Las riquezas de la gloria de su herencia en los santos". "Vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu". El corazón de David fue establecido como una morada de Dios en la cual pudiese ser mostrada la gloria de Dios, y por lo tanto estaba fuera del corazón de David preocuparse de que Salomón construyese el templo, y la gloriosa consumación; es decir, que la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová, que ni siquiera los sacerdotes no pudieron permanecer en el interior a causa de la gloria. El Señor llenaba el lugar con Su propia gloria, y el hombre no tenía lugar en eso, ni siquiera los siervos del Señor. Nosotros somos juntamente edificados para morada de Dios, para que Él pueda tener las riquezas de la gloria de Su herencia en los santos. Es una cuestión del corazón.

Ahora bien, si tú no lo entiendes todo, si no lo puedes recordar todo, toma la clave de todo. Toda la cuestión para el vencedor se puede expresar así: Esto lo toca todo; voy a pedirle al Señor que todo lo que está implicado en esto, sea traído realmente a mi vida. El meollo de la cuestión es ésta: que el Señor debe tener todo lo que Él quiere y puede tener en mí y a través de mí, cueste lo que cueste. El Señor debe obtener Su herencia. Estoy situado, no por las cosas, no por lo que quiero, no por lo que me gusta, sino por lo que el Señor está buscando. Ah, pido al Señor que tú seas conducido bajo el gobierno de ese celo, de esa preocupación, de esa pasión del corazón; y esto no es una pequeña gratificación. Para mí, sería la mayor recompensa que cualquier persona pueda provocar que el Señor llegue a ser capaz de decir: "Un hombre conforme a mi corazón". ¿Anhelas tú eso? "Un hombre conforme a mi corazón". ¡Oh, sí, lo que somos los hombres! Al igual que David, al igual que Elías, que eran hombres de pasiones como las nuestras, llenos de fallas, descomposturas, vergüenzas. Sí, pero de los cuales Dios, mirando hacia adentro, pudo decir, a pesar de todo: ¡Ah, hay un corazón que está puesto en Mi gloria, que es celoso de mi pensamiento más completo, "un hombre conforme a mi corazón". Yo digo, esa es toda la recompensa que quiero, que el Señor pueda decir eso. Que podamos encontrar tal cosa.

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