Ventanas Abiertas

12 AGOSTO

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“Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.” (Efesios 1:3 NVI)

Como estas palabras y pensamientos son para nosotros, hay enormes posibilidades de frescura y novedad, sobre el regocijo de estas cosas. Si no hay un rayo nuevo de luz y de gloria asociados con la reiteración de esta verdad, hay una razón del porqué debemos preguntarle al Señor qué nos ha sucedido, que podemos contemplar una cosa así sin una conmoción de corazón. Ahora bien, ¿es este nuestro Cristo, el Cristo de nuestra experiencia, el Cristo de nuestro conocimiento? ¿Estamos viviendo en la realización de eso, no para su plenitud - porque la plenitud no se agota - sino en la maravilla de la plenitud que se encuentra adelante? Una tierra que mana leche y miel, una tierra buena por cierto. Toda la contemplación fresca de nuestro Señor de esta manera, debería embelesar nuestros corazones: Cristo, la plenitud de la bendición espiritual ahora, el Lugar de nuestra experiencia, nuestra exploración, nuestro disfrute, nuestra satisfacción. Esa es la unión celestial con el Señor Jesús. Cualquier persona que se encuentre aquí, se encuentra en el cielo. Usted no tiene que definirles ni explicarles a estas personas lo que significa estar en los lugares celestiales en Cristo. Ellos saben de lo que usted está hablando. Geografía espiritual que entienden aquellos que caminan de arriba a abajo en Él y disfrutan su plenitud.

Si usted no está allí, todo lo que puede hacer es, ser como los espías e informar sobre ella; esto lo deja a usted como preguntándose si está en el camino o no. Es dejar la crisis de fe o de incredulidad, como lo fue en la antigüedad. ¿Cree usted que este es el Cristo que Dios ha presentado como el Lugar de su vida? Si es así, suba y tome posesión; aprópiese por la fe de la plenitud que está en Cristo para cada necesidad que surja, para cada demanda que enfrente. Hagámosle frente a todo el asunto de esta manera definitiva: "Señor, está claramente representado en la Palabra, que Tú eres la plenitud de Dios para mí. Aquí hay una necesidad, una necesidad espiritual. A fin de que TÚ seas glorificado en mí; y yo por la fe TE acepto para que satisfagas esta necesidad." Esto es muy simple. Eso es casi la clase infantil de las cosas, pero es una forma muy efectiva de experimentar al Señor. No hundiéndose de nuevo ni declinando en el desaliento, y decir: "¡No ha pasado nada!" Quedarse en esa posición es justamente lo que hizo Israel al mantener su posición, y demostró de ese modo lo que el Señor ciertamente había dicho.

Por T. Austin-Sparks. Título original: The Essential Newness of the New Creation – Capítulo 4