Extractos des mensajes de T. Austin-Sparks
"Lo mejor que yo puedo esperar es que esto abra una ventana,
y que según usted mire a través de ella vea una sola cosa:¡Cuán superior es Jesucristo de todo lo demás!"
- T. Austin-Sparks
24 AGOSTO
“Ustedes han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cristo es su vida. Cuando él se manifieste, entonces ustedes también serán manifestados con él en gloria.” (Colosenses 3:3-4)
Estamos muy a menudo inclinados a pensar que la vida del Señor en nosotros necesita de alguna manera ser mejorada, necesita que se le añada algo, cuando en realidad lo que se requiere es que descubramos lo que tenemos, y, al descubrir por la experiencia, vivir de acuerdo con ello. Esta vida no es algo aparte del Señor Jesucristo, y no podemos pensar nunca que Su posición necesita algunas mejoras, ni la posibilidad de que algo se le añada a Él para hacerlo completo, o más completo. Nosotros nunca deberíamos pensar así, esta Vida es una con Él mismo. Como dice el Apóstol, Cristo es nuestra vida y nuestra necesidad es descubrir lo que Cristo es en nosotros, y vivir conforme a eso. Así que en un sentido muy real, es una cuestión de cada vez más Vida en nosotros, en vez de obtener cada vez más de la Vida, que en todo caso, esta es la forma de su funcionamiento.
Esto, en el orden de Dios, se tiene que hacer en un mundo donde la muerte todavía gobierna y obra, porque en este mundo la destrucción de la muerte aún no se ha manifestado. La muerte continúa, si bien sigue siendo el Calvario la victoria completa. Nosotros estamos en este mundo, y es en este mundo donde reina la muerte y obra como una gran energía, y por este soberano orden de Dios, tenemos que probar los valores de la Vida que han sido depositados en nosotros, y descubrir su potencial. Este es un descubrimiento experimental. Por lo tanto, se resuelve en una batalla entre lo que está en este mundo, y la Vida que está en el creyente. Es la batalla por la Vida, no como la pérdida de esa Vida - no como si la muerte pudiera hacer desaparecer la Vida eterna de nosotros, porque esa no es la cuestión que nos ocupa, sino la expresión triunfante y la plena manifestación del poder de esa vida. ¡Este es el asunto!
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