Ventanas Abiertas

25 AGOSTO

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“La creación fue sujetada a vanidad, pero no por su propia elección.” (Romanos 8:20 GW)

En la búsqueda de una frase que sirva como una ventana a través de la cual lo que tenemos a la vista se pueda ver, lo que parece más poderoso es "la maldición que tocó la tierra". Para entender lo que significa esta frase, es teniendo una explicación de una inmensa cantidad de historia, espiritual y temporal. La naturaleza y características de la maldición, como la Biblia lo revela en todas partes, son: la frustración, los obstáculos, el desconcierto, el descontento, el aborto, la confusión, los dolores de parto, el deterioro, y una lucha constante contra la desesperación y la muerte. ¿Por qué es que tantas cosas que han servido en gran medida al propósito de Dios, con el tiempo se han venido abajo, se han roto? ¿Por qué es que el Señor mismo no ha eludido esto y no ha conservado intacto estos instrumentos y recipientes que ha utilizado? ¿Por qué es que la división sigue casi sin cesar en el curso de muchas cosas que han tenido una muy celosas y absoluta posición en cuanto a la verdad bíblica? Estas y otras muchas preguntas tienen una sola respuesta. Esa respuesta es, lo que tocó la tierra.

En algún lugar, de alguna manera, ese contacto de maldición se hizo. Se ha producido un acto hacia la tierra. El hombre ha puesto su mano en las cosas celestiales y ha tratado de traerlas a esta tierra. Puede ser una "Iglesia del Nuevo Testamento" de una naturaleza compuesta, que enseña ciertas cosas, promulgadas y hechas en conformidad con el Nuevo Testamento: un cierto orden, técnica y construcción; estas cosas se han elaborado juntas por un credo, una forma de procedimiento, e hizo la “base, la forma, la norma, la constitución” de un organismo, de una institución, de una sociedad; la mente del hombre, la mano del hombre, definiendo, controlando, manteniendo. El veredicto de la historia es que Dios no se comprometerá con nada de eso.

Los Apóstoles no hacían una “copia al carbón” de las iglesias del Nuevo Testamento dondequiera que iban. El resultado de su trabajo era una crisis, un clímax para una vieja creación y el decreto de lo nuevo. Lo que siguió del orden y del conocimiento era orgánico, no organizado; espontáneo, no impuesto; Vida, no legalidad; y - sobre todo - celestial, no terrenal. Sólo fue cuando el hombre arrastró lo nuevo hacia abajo, a la tierra, que las cosas empezaron a ir muy mal. ¡Oh, este toque a la tierra! ¡Cuán mortal es! ¡Cuándo el pueblo del Señor comprenderá el significado esencial de su unión con Cristo en el Cielo!

Por T. Austin-Sparks. Título original: The Curse of the Earth Touch